Análisis de los lápices de colores de Faber-Castell


Y llegamos, por fin, a una de las marcas que seguramente más deseabais ver analizadas. Una de las mejor valoradas entre los profesionales y aficionados al dibujo, y sin lugar a dudas una de las de más éxito en el mundo del arte. No es algo casual. Nada más coger el lápiz y escuchar ese sonido de roce tan característico al contacto con el papel (que solo marcas como Alpino logran conseguir) uno se da cuenta de que realmente son lápices de calidad. Aún así he de reconocer que los Faber-Castell no tienen la intensidad de los Alpino en cuanto a color, son algo más difusos en sus tonalidades, pero están a la altura de los Alpino. También es verdad que son más caros, pero, obviamente, la calidad se paga. Creo que son los únicos lápices, junto a los Alpino, que merece la pena adquirir para ser los colores protagonistas en tus dibujos, dejando los colores de las otras marcas (Bic, Maped, Staedtler...) para zonas accesorias, secundarias o que no requieran una gran intensidad. Para el resto (sombreados, rellenos, remarcados, etc.) los únicos lápices que están a la altura son los de Alpino y Faber-Castell.

En cuanto a los colores que ofrecen, no están mal, pero se echan de menos unas tonalidades más específicas. Por ejemplo, el color naranja-claro que se usa para la piel es, curiosamente, demasiado difuso en Faber-Castell, mientras que en Alpino es un color con más cuerpo, más carácter (y más utilizable, por cierto).




Enseguida sabes si una determinada marca de lápices de colores es buena o mala cuando tomas el negro y deja de tener intensidad, dando un resultado grisáceo-oscuro o negro apagado. En Faber-Castell no ocurre eso. Su negro es realmente negro, intentísimo, es uno de los negros más fuertes que puedes encontrar entre los lápices de color que hay en el mercado. Es un negro realmente atrayente, aunque también admito que no lo suelo usar mucho porque prefiero negros con más relleno (el de Faber-Castell es tan sumamente negro que si necesitas cubrir grandes superficies tienes que tener paciencia para no acabar destruyendo el dibujo con la sensación de varias zonas de reflejos, que es precisamente uno de los motivos por el que se usa el negro y los grises: para dar forma y variaciones de luces), por lo que normalmente recurro al negro de Alpino, no tan "cegador" (valga la palabra, pero que define muy bien el negro de Faber-Castell) pero sí más polivalente.

No es extraño que en Faber-Castell estén tan seguros de su calidad, hasta el punto de garantizar sus productos (en el propio embalaje lo especifican) de forma que si no estás plenamente satisfecho se comprometen a devolverte el dinero. Y es que es muy raro no estar satisfecho con estos lápices.


A pesar de que Faber-Castell es una marca alemana, al contrario que Staedtler (que también son alemanes, y fabrican en Alemania) sus lápices están hechos en Indonesia, lo cual es una lástima, pero al menos no están fabricados en China como los Maped.

Faber-Castell nos ofrece, por tanto, unos lápices de colores de gran calidad, para mí son el complemento perfecto a los Alpino, duraderos y con colores muy agradecidos. Una marca realmente muy recomendable, y sin lugar a dudas uno de los más fuertes competidores para los Alpino.





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