No son pocas las veces que me plantean el que les dé color a mis dibujos utilizando lápices de agua ("acuarelables"), que consiguen una mejor tonalidad y cubren mejor las superficies. Pero las razones de los lápices a color convencionales (o "clásicos", como muchas marcas los llaman) son tan fuertes que para mí son imprescindibles.
El óleo, la tinta, la acuarela... Necesitas armar "un escándalo" para usarlos. Cierto que se consigen mejores resultados, y un dibujo bueno puedes estropearlo usando lápices, pero la comodidad del lápiz que puedes llevarlo a cualquier sitio y siempre está listo para usar para mí es incomparable.
Otra de las ventajas del lápiz de color es que siempre sabes "cuánta tinta te queda". Es decir, siempre puedes preveer si te va a alcanzar para determinado dibujo o no. Con rotuladores, por ejemplo, nunca sabes muy bien si están a punto de acabarse o no.
Y otra de sus grandes ventajas es que son ecológicos. Las maderas con las que están hechos, en las mejores marcas que hoy se venden ya provienen de cultivos sostenibles de árboles, y a la hora de reciclarlos... ¿Hay algo más natural que la madera? Incluso se pueden elegir lápices como los Alpino Ecologic, que no poseen el vástago de color, por lo que son más amigables con el medio ambiente.
Y para quien no quiera "talar árboles" tiene la alternativa de lápices de colores como los de Bic, en donde la madera ha sido sustituida por resina sintética.