Cajas de metal


En una ocasión en la que fui a comprar una caja de lápices de una determinada marca le pregunté al dependiente cómo es que ya apenas se hacían cajas de metal. Me contestó que ese formato sólo lo ofrecían las marcas de renombre mas exclusivas, y aún así no era tampoco lo más habitual. Mi proveedor de papelería me confesó también un día que se las ve y se las desea para conseguir lápices de color en cajas de metal, a pesar de que, cuando las consigue, le vuelan en la tienda.

Yo entiendo que para los estudiantes y escolares las cajas de cartón son mejores, no solo son más baratas, sino que además son más ecológicas y pueden adquirir un paquete y poner en su plumier los lápices, tirando para reciclar el envase sin ningún problema.




Pero para los profesionales y aficionados avanzados las cajas de metal son muchísimo más útiles, cómodas y prácticas. Como también me dijo un profesional un día, "además, duran más", porque puedes comprar cajas de lápices de cartón e ir "rellenando" luego los que hayas ido gastando en la caja de metal, sin necesidad de comprarte otra, dándole así muchos usos.

Además, las cajas de metal te permiten elegir más rápido el color con un solo vistazo (los envases de cartón son opacos y tienes que sacar todos los lápices, normalmente, para verlos), y tenerlos siempre ordenados por grupos de colores de manera fácil. Otra gran ventaja de los envases de metal es que puedes transportarlos con seguridad, sin miedo a que los lápices se rompan o se deterioren. Además, la propia caja puede servirte de apoyo para realizar dibujos o bocetos, si lo necesitas en un momento dado.


Como se puede ver, todo son ventajas. Claro que también tienen ciertos inconvenientes: son bastante más caras, aunque por contrapartida ya he dicho que te duran mucho tiempo. No necesitas cambiar de caja de metal cada vez que compres nuevos lápices, y puedes hacer una práctica que, por desgracia, está cada vez más en desuso en esta sociedad consumista: reutilizar.

Las cajas de metal son una buena idea también como objeto de regalo, ya que tienen ese aire tan vintage y retro que suele gustar tanto.


No hace mucho me puse en contacto con algunos fabricantes, como Alpino, para informarme de por qué era tan difícil conseguir sus productos en cajas de metal. No parecieron tener tiempo ni interés en atender esas cuestiones, ya que a día de hoy no me contestaron, caso aparte el de Pelikan, cuya genial centro de atención al cliente atendió mi consulta de manera muy amable y profesional. Dicen que de bien nacidos es ser agradecidos, así que de Alpino, que los tenía en un alto valor en este blog (y en mi trabajo) me llevé una gran desilusión. Por eso he decidido cambiar de marca de Alpino a Pelikan, habida cuenta que la calidad es similar en ambas (y Pelikan es, además, más barata).

Puede que para los de Alpino un blog de dibujo en internet como éste no sea importante, pero ya es un cliente menos que tienen, y si eso ni les trae ni le viene, pues peor para ellos. Luego alguien se extraña de que las empresas españolas no sean competitivas, o no logren los mismos resultados que las fenomenales marcas germanas como Faber-Castell, Staedtler o Pelikan. Y es que es en estos pequeños detalles en donde se diferencian las marcas excelentes y las marcas mediocres. Responder a un e-mail no se tarda ni cinco segundos, y quedas muy bien y encima das muestras de cordialidad. Pero en Alpino ni eso. No me gustan las compañías que prefieren dar la espalda y hacer oídos sordos como si no fuera con ellas, sobre todo cuando las difundo, publicito y hablo de ellas (y adquiero sus productos, además, o mejor dicho adquiría) de manera gratuita. Así que para mí Alpino ha dejado de tener interés.